lunes, 16 de julio de 2007

Qué fue de aquel tren


Cada vez que paso con el 22 por la antigua estación del Portillo. Veo el nombre de una asociación extraña de evangelistas. Veo alguna luz encendida. Me acuerdo cuando iba de noche a buscar alguien que llegaba. Me acuerdo de que había una tienda para comprarse revistas para hacer el viaje. Veo coches aparcados, que no sé si son de los trabajadores de correos o de quién. Veo grúas trabajando, tampoco sé para hacer qué. Para la Expo, si querían hacer algo, supongo que no llegarán.


Como decía aquel anuncio, hace mucho que no viajo en tren. La intermodal ni la he pisado. Casi lo más cerca que he estado es cuando voy al Continente. Tengo un recuerdo de mi último viaje en tren asociado a una canción de los Beatles y una rubia belga u holandesa (igual era francesa) que viajaba con su novio español. Leía un libro y no me acuerdo si tenía un diccionario al lado o le preguntaba las dudas a su novio.


Cada vez que paso con el 22 por la antigua estación del Portillo temo que algún día lo derriben y ya no lo vea más. El cartel famoso de Hollywood se me queda corto cuando veo las letras amarillas que forman el nombre de la estación.